Los Caballos Salvajes. La Vida Pacífica

Los caballos no quieren estos sustos, pero tienen que estar preparados para ellos, ya que pueden venir en cualquier momento. Entonces, en sus actividades de mantenimiento, siguen las mismas tres reglas, aunque de forma más relajada:

. Viven junto con otros, en bandas

. Sincronizan sus actividades con los demás de la banda: comen juntos, descansan juntos, se desplazan juntos, investigan juntos, se revuelcan uno tras otro… A veces un caballo tiene sus razones para no sincronizarse con los demás, y al cambiar lo que está haciendo, a menudo todos los demás cambian también. Actuar en sincronía mantiene a la banda junta.

Banda de Caballos asilvestrados en Cotopaxi. Foto: Javier Solis

La habilidad de sincronizarse es tan importante que los jóvenes suelen practicarla durante el juego

No hay líderes fijos, como se ha demostrado en los estudios recientes. Hay liderazgo temporal, en el sentido en que los caballos tienen tendencia a sincronizarse con otro, sea caballo o persona, que se mueva con convicción

Quien inicia la marcha hacia el agua suele ser una yegua lactante, ya que tiene más necesidad de beber. Pero ¡no siempre es la misma yegua! El semental va el último cuidando de todos. Foto: Javier Solis

Tampoco hay dominantes alfas, directores o autoridad. Es una sociedad que se autorganiza en base a las tres reglas de supervivencia.

La agresión exagerada llamada “dominancia”, vista en caballos acostumbrados a competir por la comida en cubos o amontonada (“enfocada”), no es natural y no conlleva ninguna autoridad social.

Respetan el espacio individual de los demás. Es una norma que los jóvenes tienen que aprender de los adultos, ya que estos los agreden cuando se les olvida. También los adultos se enojan y amenazan a otros si les molestan, por ejemplo cuando un semental se acerca con intenciones sexuales a una yegua que no está en celo. El agredido se aleja asustado.

Cuando todos están asustados, en la huida del depredador, mantienen una distancia respetuosa y así no se colisionan.

En situaciones relajadas, por ejemplo en el descanso o entre amigos, los caballos suelen compartir sus espacios individuales.

El caballo doméstico que se ha criado sólo con su madre, o aislado desde el destete, no ha aprendido esta norma y nos invade. No está intentando dominarnos, simplemente es ignorante, por culpa nuestra, que le hemos creado así.