Los Caballos Salvajes. La Defensa Contra Los Depredadores

El caballo evolucionó como un animal de presa y lo sabe: lo lleva en sus genes. Ya sabemos que huyen de lo que perciben como peligro: suele ser una preocupación para el jinete que les monta. Sabemos también que pueden aprender, poco a poco, que muchos “peligros” no amenazan sus vidas. Pero la manera más usada para controlar su huída (y nuestras preocupaciones) es la de enseñarles que tenemos medios que les imponen dolor si intentan huir: es decir, que somos nosotros más amenazantes que la amenaza misma.

¿No hay una manera más inteligente de tratar con este problema?

Los cimarrones que estudiamos en Venezuela vivían entre puma y jaguar: depredados, como fueron durante su evolución. Me daba la oportunidad de analizar su conducta frente a esta amenaza y llegar a las conclusiones elaboradas en mi libro Horses in Company (Crowood, 2017), sumariadas aquí:

* 2.1. Incapaz de mantenerse en alerta constantemente, el caballo vive siempre en compañía, donde la tarea de vigilancia y dar la alarma se puede compartir. El semental es el que más vigila (no necesita comer tanto como una yegua gestante o lactante). Para el caballo, la compañía y la comunicación representan su seguridad.

Para el caballo doméstico el aislamiento es profundamente estresante, dando lugar a trastornos físicos y conductuales.

* 2.2. Evitan los sitios donde hay más peligro: en este caso, los bosques.

El caballo domestico intenta evitar los sitios donde ha pasado un susto o castigo.

* 2.3. Al ver un posible amenaza, el caballo levanta la cabeza bruscamente, con tensión en el dorso, lo que acorta y levanta sus trancos. La posición de la cabeza nos indica el estado de alerta del caballo: durmiendo, relajado, vigilante, alarmado.

En el caballo montado, la posición de alarma se llama “invertido”.

Dibujo: Carmen Manzano

* 2.4. La señal de alarma alerta a los demás, quienes se juntan agrupándose por detrás del semental.

El semental ha detectado un posible peligro. Reaccionando a su señal de alarma su familia se agrupa por detrás de él. Foto: Javier Solis

Cualquier caballo es altamente sensible a las señales de alarma o de tensión en otros, incluso en nosotros.

* 2.5 Si el semental decide girarse y huir, también lo harán los demás, pues huyen en un bloque compacto, lo que confunde al ojo del depredador. Muchos animales de presa, como peces, palomas, ciervos u ovejas hacen lo mismo. Se ha visto que cada animal sigue tres reglas:

  • Juntarse con otros
  • Sincronizar sus movimientos, velocidad y estado emocional con ellos
  • No colisionar unos con otros: respetar el espacio individual de los demás

Un grupo de animales en el que todos respetan estas tres normas se comporta como un unidad moviéndose juntos. No hace falta directores o líderes especiales; no importa cuántos hay en el grupo. Esta manera de comportarse se llama auto-organizante o emergente.

– Mirar en Google “Boids” y disfrutar los videos en YouTube que demuestran los movimientos de sardinas y de estorninos, además de las animaciones de ordenador hechas con este algoritmo (las 3 reglas): ¡Se comportan como los caballos en una estampida! Ver también nuestra sección de vídeos. –

En la Patagonia, esta manada de baguales o caballos asilvestrados, no sabían si huir de nosotros o investigarnos. Cuando uno llega a una decisión, los de alrededor se sincronizan con él – pero no es siempre el mismo caballo el que decide-. Tampoco hay un líder especial, siguen a aquel que corre más rápido y este cambia. Cuanto más se asustan, más se juntan, pero dejando siempre un espacio entre ellos para no colisionar.

Nota:

  • La primera reacción al susto es la de juntarse con otros de su banda, con los cuales vive por su propia voluntad y seguridad
  • Si el semental, al asesorar el problema, decide que no es una amenaza, se relaja y los demás hacen lo mismo, sincronizándose con él.

Estos puntos son claves en nuestra forma de doma.