El entorno natural, como la sierra donde vive mi manada de pottokas, es un gimnasio al cual el cuerpo está adaptado para mantenerse en buena forma sin esfuerzo aparente. Ofrece las condiciones óptimas para desarrollar las capacidades que se combinan en el atleta sostenible: la propiocepción, por las superficies y ángulos variados en que el caballo pisa desde el nacimiento, que también le dan elasticidad y fuerza a los tendones y ligamentos; los estiramientos que dan soltura a los músculos y articulaciones, por revolcarse y por quitarse las moscas; la fuerza muscular, por las subidas fuertes; la flexibilidad, por negociar las matas y las piedras; el control del equilibrio, por las bajadas; y la coordinación, la sabiduría corporal que les permite ejecutar, con suma facilidad, los movimientos gimnásticos a alta velocidad cuando les toca, sin lesionarse.
Quizás el más importante de estos elementos es la motivación dada por su evolución. El caballo quiere mantenerse atlético, ya que los torpes no escapan de los depredadores.
Montado en estos entornos, el caballo descubre por si mismo cómo ajustarse al peso del jinete, preparándose para la doma avanzada – y lo hace con ganas, ya que no ve las exigencias impuestas por nuestra mano sino como retos que ocurren naturalmente durante el desplazamiento normal. Es decir, conforme a la tendencia humana tan común, que se complica la vida intentando hacer atletas felices de animales que viven en espacios pequeños y hacen su ejercicio en sitios planos, uniformes y aburridos. Tampoco es fácil para el jinete reconocer las sensaciones del cambio del equilibrio, la verdadera impulsión, o la reunión, ni cómo su propio cuerpo les puede animar, cuando nunca las ha experimentado sin obligarlas. Es un camino tramposo, como sabemos.
La pista dinámica. Pocos tienen a mano el entorno adecuado para la educación autodidacta, pero al examinar la biomecánica equina durante los movimientos exigentes de la doma, se puede diseñar una serie de problemas escogidos por su eficacia al fortalecer los músculos requeridos en la coordinación adecuada para facilitar estos movimientos, en un espacio más reducido: una “pista dinámica” donde el caballo se fortalece con ganas, encontrando por si mismo la manera más eficiente de negociar los obstáculos. Por su parte, el jinete descubre la importancia de su equilibrio exacto al ayudar al caballo, de su soltura corporal y de dejar la boca en paz para que el caballo pueda ajustar la posición de su cabeza como lo encuentre más eficiente. Así hay puntos cuando el caballo descubre cómo reunirse cuando tenga la fuerza, no por la exigencia del jinete sino por la necesidad de prepararse, y cuantas más veces lo hace por su propia voluntad, más fácil lo hace cuando se lo pedimos en la pista.
El curso. Por eso, estaba encantada al recibir la noticia de que Johanna Batista, maestra de doma clásica, había construido una pista dinámica según mis sugerencias y estaba tan impresionada por los efectos sobre sus caballos y sus alumnos que quería compartir sus hallazgos con otros. Así impartí el primer clinic sobre el tema. Vinieron asistentes de todo tipo: de la doma clásica, de la doma vaquera, competidores, domadores, profesores y aficionados con caballos que no andaban bien o que querían saber cómo mejorar su caballo sin trabajar en la pista.
Empezamos haciendo hincapié sobre la necesidad de trabajar los músculos estirados y sin tensión antes de subir el tono con más actividad: la mayoría del trabajo se hizo a paso para dejar a los caballos la oportunidad de aprender qué hacer. También toca aprender cómo se mueve un caballo para apreciar qué ejercicios son los indicados según la musculatura y modo de andar que ya tiene el caballo.
La pista ocupa la esquina de un olivar un poco inclinado. Hay un espacio donde se puede dar cuerda, un ejercicio más beneficioso que dar cuerda en el llano, ya que el caballo tiene que aprender cómo empujar más cuesta arriba y frenarse en la bajada para mantener su ritmo. Montado, se le debe dejar aprender lo mismo sin dependencia de la mano para mantener su equilibrio, lo cual le cuesta a un caballo echado sobre las manos. El jinete tiene que aprender cómo usar su equilibrio, no la mano, para ayudar al caballo; con repetición el caballo aprende y se fortalece para echar más peso en los posteriores y no necesita tanta ayuda.
Pero tuvimos varios caballos que iban muy invertidos por hábito de años y, como es normal con estos, se excitaron tanto que fue mejor llevarlos del ramal, cuando se calman, para que el jinete no usara las riendas para mantener control. La parte de la pista más indicada para ellos para empezar fue una serie de grandes troncos, los cuales les causaron mucha preocupación y tropiezos durante varias repeticiones, hasta darse cuenta de que al bajar la cabeza podían ver los troncos y dónde pisar. Al encontrarse mucho más cómodo así, el caballo invertido empieza a cambiar sus hábitos y musculatura por convencimiento propio. De hecho, el segundo día estos caballos iban tan bien y calmados que pudimos cambiar las embocaduras por unas más suaves, lo que ayudó a su re-educación ya que el miedo del caballo a estirar el cuello cuando lleva un bocado le mantiene invertido.
En este ejercicio el caballo levanta mucho el pie, trabajando bien los abdominales, lo que en su tronco estira y redondea el dorso para que los músculos dorsales levanten la cruz. También trabaja los psoas, los músculos que adelantan y flexionan el fémur y al final son los responsables de la bajada de la grupa en la reunión.
Con su aprendizaje en mente, los caballos estaban preparados a pasar una barra sencilla de 40cm. de altura a paso con calma en vez de lanzarse precipitados. Estaba montada en una inclinación ligera para introducir la tema del control del equilibrio.
Otra prueba del control del equilibrio se daba por una serie de ondulaciones lisas, midiendo un medio metro de la cresta a la depresión, con un par de metros entre las crestas. Cuando un caballo puede trotar esta serie sin perder ritmo, con la rienda siempre suelta, el binomio ha aprendido un control del equilibrio impresionante.
Un regalo en esta pista dinámica es un pequeño arroyo, de profundidad de metro y medio, con inclinaciones bastante severas que requieren cambios de equilibrio rápidos. Se ha dado cuerda regularmente allí, con la persona en la depresión y el caballo bajando de la orilla, subiendo al otro lado, dando dos pasos planos antes de bajar y subir de nuevo. Así se ha marcado un círculo claro que los caballos montados seguían sin necesidad de guiarles, ya que salir significó perderse en una floresta de hinojo alto. No sé si este ejercicio costó más a los caballos o a los jinetes. Es imprescindible hacer las subidas en suspensión para liberar el dorso del caballo; igualmente, en la bajada hay que liberarlo para adelantar los pies hasta que están por debajo del cuerpo y apoyar el peso en ellos y las rodillas, no en el asiento. Así el caballo puede adelantar los pies y mantener su equilibrio, pues el punto del ejercicio es hacerlo todo a paso. A algunos caballos les falta la fuerza al subir a paso, se lanzan arriba y este cambio tan brusco después de la bajada puede dejar al jinete caído hacia atrás si no agarra la crin bien adelante. Bueno, ambos caballos y jinetes iban aprendiendo cómo usar sus cuerpos de manera más atlética, calculada y entonces armoniosa.
La ligereza del tren anterior se da no solamente por el dorso fuerte levantando la base del cuello sino también por una cadena de músculos que baja de la cruz hasta los pectorales, la que soporta el tórax como si fuera en una hamaca (el “corsé suspensorio”). El trabajo con la cabeza abajo fortalece esta cadena, pero es difícil convencer a muchos caballos de trabajar así porque los músculos que enreden la articulación entre la última vértebra cervical y la primera torácica están demasiado tiesos. Un ejercicio que suelta esta articulación es la de saltar arriba de una plataforma de un metro, ya que cuando el caballo ha llegado con las manos y está tirando sus pies adelante, baja mucho la cabeza y sube la cruz. Johanna ha construido una plataforma en la inclinación, de forma que el lado abajo es de un metro pero los a los lados presentan alturas distintas para el caballo principiante.
Podía seguir con más ideas de cómo usar una pista dinámica, y de hecho quiero continuar con una serie de Clinics de este estilo llegando cada vez a más nivel. Pero quiero dejaros con lo que más impresionó a todos: ¡qué bien lo pasaron los caballos! Se les podía ver, después de un par de intentos fracasados con un nuevo problema, pararse a pensar, a experimentar, a concluir, a perfeccionar y a tener gran placer en su sabiduría al solucionarlo. Es así, fomentando su inteligencia, que se hace de un caballo un atleta feliz.